
Gustavo Petro|Apr 11, 2025 16:15
Toda la financiación de la ofensiva militar del ejercito.y de la sustitución de la causa de la violencia: los cultivos de hoja de coca, provienen de los recursos extraordinarios que se han cobrado a empresas de suerte y azar y a petroleras, en virtud del decreto de conmoción interior.
En este momento, y lo digo con orgullo, el ELN ha sido detenido, y la mitad de la zona cultivada de hoja de coca en Tibú, el municipio con más hectáreas de hoja de coca del mundo, ha sido inscrita en el programa de sustitución voluntaria de cultivos.
La voluntad campesina de sustituir cultivos en el Catatumbo, es una de las grandes victorias de Colombia, no publicadas, obvio, por la prensa del poder económico.
La voluntad campesina que hemos despertado, para salir de los cultivos ilicitos, se debe a que se han financiado por decreto de conmoción, los pagos por erradicación, los gastos de cultivo de productos agroindustriales, la carretera para sacar esos productos, la salud y la educación de los hijos campesinos.
Si estos recursos desaparecen por titulares como éste, que piensan más en aislar al gobierno del poder judicial, para que cese su iniciativa ejecutiva, que por defender la soberanía nacional, hoy en inmenso peligro, lo digo con total claridad y sin deseo de amenaza, que el ELN no se podrá contener. No suena a una estigmatizacion, es la simple realidad militar.
La ofensiva que desplegamos se dió en el momento de un aplazamiento de 12 billones de gasto del presupuesto.nacional provocado por la irresponsabilidad, casi que apátrida, de Efraín Cepeda y algunos paralamentarios de las comisiones económicas del Congreso.
No había otra manera de detener el asesinato de la población civil cometido por el ELN, que con recursos extraordinarios, no quiero ni pensar, si estos desaparecen. Será como confesar la incapacidad no del gobierno, que les ha mostrado dos victorias estratégicas: una en el Micay y otra, en el Catatumbo, sino del Estado todo.
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