
Gustavo Petro|Apr 11, 2025 14:01
Creo que la muerte de tantas personas del LGBTI, se produce por personas, que creen que es legítimo asesinar a alguien que consideran hombre pero que se viste y actúa como mujer; son ignorantes, y no pueden entender estas diferencias entre los seres humanos.
Creen que matando esa diferencias la sociedad es mejor; así pensaban también, y eran como estos asesinos, los que mataban al ladrón del barrio, o al gamín sucio de la esquina, al que bautizaron como desechable, tan desechable era, que al acto de asesinarlo, lo llamaron "limpieza social"; la calle y el barrio estaban más limpios, el cemento gris estaba más limpio, si ese ser humano en harapos, dejaba de existir: desaparecía, hasta lo volvieron política, era bueno el alcalde que desaparecía al habitante de la calle o al menos, lo golpeaba; y así fueron desapareciendo drogadictos tirados en los basureros, y después simplemente jovenes que dibujaban un grafitti de colores en una pared sucia, les parecía a los asesinos que la pared sucia y sin color era más bonita que el arte de colores que el joven dibujaba. Para el asesino, era mejor que las cosas continuarán igual en su rutina, en su tristeza gris, mejor el ruido de los carros llenando el espacio a que sonarán, alborotadores, los jóvenes en las esquinas de los parques, y por eso aplaudieron cuando vieron que ante la insurgencia de tantos colores en las paredes, que ante el peligro de tanto color y fiesta, ante tantas muchachas rebeldes, se eligiera un salvador que diera fuette, que encarcelara y acabara la diferencia, y por eso no hubo protesta cuando fusilaron a los 6402 jovencitos por todos los rincones del país. Mataban jóvenes y los asesinos de los barrios eran viejos, tenían canas y no gustaban de nuevas músicas, ni de risas en los parques que debían encerrarse entre rejas, no gustaban de mechudos, ni de minifaldas, ni de tatuajes en el cuerpo, a la hoguera con ellos gritaban, como en la edad media. Y por eso aplaudieron al gran asesino y lo amaron, y aplaudieron que se acabarán engendros políticos como la UP hablándo de revolución, y les pareció que era correcto que asesinaran a sus miles de militantes, que se vayan a Cuba o se mueran, gritaban, porque Colombia no es para el pensamiento libre sino para ser esclavos en los talleres y en los campos, condenados a ser peones y agradecer por el puestico. Y les pareció que el sindicalista debía morir, porque la voz del patrón era ley sagrada, y sus ganancias sagradas, asi no hubiera mercado para la pieza de inquilinato de su empleado, y los padres de los asesinos y sus abuelos y sus bisabuelos siempre habían obedecido, hasta alguno tuvo piel negra y portó cadenas. Que viva el orden y se asustaron cuando alguien dijo que viva un orden justo.
Los que asesinaron a Sara son millones en Colombia. El pecado que hemos cometido es que ahora somos más, y por eso están afilando los cuchillos y se esconden detrás del salvador, el espectro de la muerte; ojalá edse espectro derrote al guerrillo que habla tanto de la vida, gritan.
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